Covid-19: condicionante del comportamiento

Un virus que afecta a la salud, como el COVID-19, puede llegar a cambiar de forma drástica el comportamiento humano. Las costumbres, como la forma de saludar o el espacio vital, se ven alteradas por un elemento externo a nuestra voluntad. Por eso, el Coronavirus es un condicionante del comportamiento: condiciona la forma no verbal en la que nos relacionamos.

El saludo

El saludo de dar la mano o handshake es un gesto cultural propio de occidente que en el siglo XXI se ha vuelto prácticamente universal. Los seres humanos damos signos de no hostilidad o cordialidad mediante el saludo físico. El tacto (háptica) implica amistad y cercanía. No obstante, existen otras formas de saludo o cordialidad como el flash de cejas o la sonrisa social. Podemos decir que el COVID-19 ha sustituido el ritual del handshake por otro que nunca habría sido creado de ninguna otra forma: el choque de codos.

El espacio vital

El estudio del uso del espacio por las personas fue iniciado por Edward T. Hall a mediados del siglo XX, y es conocido como Proxemica. El hecho de conocer a alguien, la amistad, la intención de saludar o mostrar cordialidad, son actitudes que nos predisponen a acortar las distancias interpersonales, a acercarnos. Los comportamientos de aproximación también son limitados por el COVID-19

La desconfianza de ser contagiado por el virus ha creado una actitud generalizada de no aproximación o alejamiento. Este instinto de huida es el mismo que se activa cuando tenemos miedo de sufrir algún tipo de daño o perjuicio y huimos.

La apariencia

Cuando hablamos de apariencia, no solo nos referimos a la marca de la ropa o si uno va vestido formal o informal. El hecho de llevar mascarillas o guantes por cuestiones higiénicas son elementos extraordinarios que, de algún modo, también condicionan las relaciones y afectan a nuestro comportamiento en las forma anteriormente mencionadas. 

Si alguien lleva este tipo de vestimenta, la forma de saludarse e interactuar será mas distante y fría. A eso se le suma que, si parte de la cara (boca o nariz) no es visible durante las interacciones, la desconfianza aumenta automáticamente. El hecho de llevar cubierta parte de la cara limita la cantidad de información no verbal de las expresiones faciales, una de las fuentes de información más importantes que usamos para saber cómo está la otra persona o qué intenciones tiene.

Conclusión

El comportamiento no verbal se ve limitado por el Coronavirus de distintas formas, como por ejemplo alterando las formas culturales de saludarse, ampliando la distancia interpersonal habitual entre las personas (proxémica), y limitando la capacidad de leer las expresiones no verbales de las personas debido a los cambios en la apariencia provocados por las medidas de seguridad e higiene. 

Pero esto no significa que comportarse de esta manera sea una barrera de la comunicación, o un indicio de ocultación, como en otros casos sí lo seria si se llevara un pasamontañas por ejemplo. Aunque este condicionante implica una mayor dificultad para entendernos e identificar indicios que nos informan de las actitudes de cercanía o lejanía.